Consejos a tener en cuenta a la hora de empezar





Esta ruta de peregrinación que tiene sus raíces en el siglo IX con el descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago ha sido testigo de las zancadas de millones de caminantes a lo largo de la historia. Un recorrido que en sus inicios era arteria de tráfico para los diferentes reinos de la península, y que hoy en día se configura como refugio espiritual, incentivo de aventura o destino vacacional para miles de caminantes. Cada año, un torrente de peregrinos que desemboca en una ciudad que ha visto marcado su devenir por esta ruta Jacobea, pone a prueba su resistencia física tratando de llegar a uno de los núcleos de peregrinación cristina más importantes del mundo y un enclave que desde 1985 es Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO. En lo que va de año, más de 46.000 caminantes se han aventurado a recorrer las diferentes rutas que nutren este enigmático escenario, que tiene gran atractivo también para el turista internacional con peregrinos que provienen de más de 150 países año tras año. Un viaje de superación de esfuerzo, sudor, constancia y alegrías, que requiere de una preparación previa y de un equipaje que indudablemente debe contemplar una gran fortaleza mental y física.

Quim Navarro, lo sabe de buena tinta. Dejó de lado su trabajo como «Key Manager» en una multinacional para dedicarse a su gran pasión, los deportes de aventura. Algo que le llevó a embarcarse en la mayor de todas, un proyecto personal que llamó Steelman X y con el que logró dos récords mundiales en el Camino de Santiago, consiguiendo en 2013 recorrer los 775 km del trayecto Roncesvalles - Santiago de Compostela en 5 días y 17 horas, superando en más de 23 horas el anterior récord de Alfredo Uría, y los 875 km del trayecto Saint Jean Pied de Port - Finisterre en 6 días y 18 horas, siendo el primero, y único, en realizar el trayecto en menos de una semana.

Según nos cuenta el barcelonés la época del año más favorable para realizar el Camino de Santiago es precisamente el otoño, cuando todavía no ha llegado el frío intenso propio del invierno y las rutas no están muy masificadas, aunque propone también marzo y abril cuando el sol del verano todavía no arrecia con fuerza. Según explica, lo recomendable es que el caminante realice entre 25 y 30 kilómetros diarios y que estructure su jornada según sus necesidades, aunque lo ideal es madrugar evitando las horas de más calor dedicando la tarde al reposo. Recomienda realizar el camino entre 15 y 30 días, siempre teniendo en cuenta que cuánto más tiempo se tenga menos intensas serán las jornadas y menor el esfuerzo físico. En cualquier caso, cualquier persona que se aventure a realizarlo debe mentalizarse con tiempo del reto y «empezar a realizar caminatas los meses previos para coger fondo y poder afrontarlo cómodamente, aumentando progresivamente las distancias hasta ser capaz de recorrer 40 kilómetros a la semana», explica el deportista.

Aunque cualquiera puede realizar el Camino de Santiago, según Navarro, si se quiere terminar en menos de un mes es preciso tener una buena forma física y trabajar los músculos del tren inferior sin olvidar glúteos y abdominales, que también juegan un papel importante durante la marcha y ayudan a mantener la posición erguida.
 
Qué ruta elegir

Navarro recomienda el camino francés, pero desde su inicio, en Saint Jean Pied de Port (una etapa anterior a Roncesvalles), completando así un total de 31 etapas, con un valor añadido que viene otorgado por la belleza de elementos únicos como el Monasterio de San Millán de Yuso en La Rioja, la solemnidad de Atapuerca en Burgos o el mayestático Monasterio de San Julián de Samos en Lugo. Para los más avanzados, aconseja fervientemente la extensión de 90 kilómetros hasta el cabo Finisterre, ya que aporta una formidable travesía por la Galicia más salvaje, con un final de vistas infinitas en la costa de la Muerte y donde se puede disfrutar de una puesta de sol única. La elección debe ser personal, pero siempre teniendo en cuenta los desniveles a los que va a tener que enfrentarse el caminante en las diferentes etapas. En concreto, en el camino francés hay unos 10.000 metros de desnivel acumulado, de ahí que sea tan importante un trabajo previo del tren inferior a la hora de prepararse.


El camino sobre ruedas

Sin llegar a los límites de Mikel Azparren, que ha logrado su última marca el pasado agosto, recorriendo a golpe de pedal la distancia que separa Roncesvalles de Santiago de Compostela en 24 horas y 15 minutos, la bicicleta puede ser otra de las opciones para hacer el Camino de Santiago. Sin duda, para ir sobre ruedas el ciclista vasco recomienda también la ruta francesa, que aunque cuenta con unos desniveles pronunciados ofrece una belleza paisajística digna de admirar. La clave, según explica, es llevar el peso equilibrado en la bicicleta para lograr un pedaleo cómodo y poder recorrer unos 12 kilómetros la hora, una ventaja considerable frente a los 5 kilómetros que se suelen recorrer de media andando, principal razón para justificar que antes de las 20 horas los caminantes tengan preferencia en los albergues frente a los ciclistas. Para poder hacer frente a la ruta ciclista la clave según Azparren es entrenar los meses previos realizando tiradas largas, continuas y con peso, ya que luego se viajará con alforjas.

Una pisada saludable

Es habitual encontrar multitud de peregrinos con distintas dolencias a nivel de sus pies: ampollas, callosidades, micosis, hematomas debajo de las uñas o en los talones que aparecen principalmente por dos factores, la sudoración y la fricción. Según explica Víctor Alfaro, podólogo experto en biomecánica y Director General de Podoactiva, el primero de ellos se puede controlar usando polvos secantes en la zona interior del calcetín, preferiblemente en la zona de los dedos y usando calcetines técnicos que facilitan la transpiración, que se deberán cambiar a mitad del día. La fricción se evita eligiendo correctamente la talla y horma del calzado, explica el experto. Lo recomendable es que el calzado no oprima el pie en exceso y que no pueda desplazarse dentro del mismo, ya que, ese pequeño desplazamiento suele ser el responsable de la aparición de la mayor parte de las ampollas. Además, para evitar los hematomas en las uñas, lo ideal es elegir un calzado con una –altura de pala- suficiente, de esta manera, los dedos no impactarán con la parte superior al andar.

Otra duda habitual es si es mejor realizar la ruta con botas o con zapatillas. En realidad depende de por dónde va a transcurrir la ruta. Si se va a caminar por asfalto, no será necesario utilizar botas pudiendo escoger zapatillas que asegurarán la amortiguación y control suficiente. Ahora bien, si la ruta va a transcurrir por senderos o zonas inestables habrá que elegir entre botas o zapatillas de montaña, aunque teniendo en cuenta que limitan más los movimientos del pie en la flexión dorsal del tobillo, provocando una sensación de –piernas cansadas- después de su uso.

Otro aspecto importante es la correcta hidratación de los pies. En un pie hidratado es más difícil que aparezcan callosidades, grietas o ampollas ya que la piel tiene una mayor elasticidad. La hidratación del pie se debe realizar por la noche, usando una crema específica para ello, ya que si se realiza antes de salir a caminar la mezcla entre la crema y el sudor posiblemente genere un efecto de “maceración”. El podólogo también recomienda usar vaselina o cremas especiales anti-fricción en las zonas de mayor riesgo (zonas del pie que contactan con el calzado), para evitar la aparición de ampollas. También es importante prevenir el contagio de hongos o papilomas. Para ello la clave es intentar mantener los pies siempre secos, cambiando de calcetines cuando sea necesario, usando polvos secantes y eligiendo un calzado impermeable.

LO QUE NO DEBE FALTAR EN LA MOCHILA

Uno de los principales problemas que se encuentra el peregrino es el de hacer frente al peso de la mochila que no debe exceder del 1/5 del peso corporal total, por ello es vital seleccionar concienzudamente lo que se va a llevar en ruta.
Hay que evitar cosas innecesarias e incorporar siempre calcetines especialmente adaptados para las largas caminatas; protector solar, sobre todo si se realiza en época estival; toallitas higiénicas y algo para beber y picar durante las etapas diarias. Un chubasquero, gorro, guantes, chaqueta térmica, algún azucarillo y un mini botiquín de emergencia en el que no falten antiinflamatorios.

Consejos a la hora de hacer el Camino

Si está empezando a leer esto es porque está interesado en hacer el Camino de Santiago; pero realmente, ¿Sabe qué es el Camino de Santiago?; ¿ha caminado o pedaleado alguna vez?; ¿está dispuesto a sufrir el calor, la lluvia o el frío?, ¿a saborear la amistad, el paisaje, la soledad o los silencios?.

¿Qué es el camino de santiago?

Desde el descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago en Compostela, en el siglo IX, el Camino de Santiago se convirtió en el más importante itinerario de peregrinación de la Europa medieval. El paso de innumerables peregrinos que, movidos por su fe, se dirigían a Compostela desde todos los países europeos, sirvió como punto de partida del desarrollo artístico, social y económico que dejó sus huellas a todo lo largo del Camino de Santiago. Pero, el Camino no es sólo un resto arqueológico de un espléndido pasado histórico, sino que es un camino vivo, renovado por el paso de los nuevos peregrinos que reviven en este siglo una historia que es patrimonio común a los pueblos de Europa.
Peregrinar a Compostela al modo tradicional no es simplemente hacer un recorrido turístico o deportivo por un itinerario artístico en contacto con la naturaleza. Es todo eso; pero es mucho más. Es encontrarse con las raíces religiosas e históricas de Europa, es renovar un Camino de transformación interior, es caminar al ritmo de otros siglos, es. peregrinar.
Podemos decir que el Camino de Santiago es un símbolo. Es una ruta de fe; una ruta de arte y cultura; una ruta ecológica y humana: un encuentro con la trascendencia; la búsqueda de uno mismo; una peregrinación a Finisterre, al misterioso morir y renacer. Es una aventura física y espiritual y hay que prepararse para ella.

¿Ha caminado alguna vez?, ¿Ha pedaleado alguna vez?

Seguramente sí, pero no es lo mismo hacer un pequeño recorrido por las cercanías de su ciudad, y de forma esporádica, que emprender una aventura como el Camino Francés. Para que esta experiencia le resulte grata, antes de ponerse en marcha conviene que busque información, que conozca la historia del Camino, que se prepare físicamente para poder realizar la peregrinación. Para ello puede ponerse en contacto con caulquier asociación de Amigos del Camino de Santiago . En ellas le facilitarán la información que necesita y le orientarán sobre la organización de las etapas, libros de consulta, lugares de alojamiento y los consejos prácticos que necesita un peregrino.

El Camino de Santiago a pie

Antes de caminar
Para muchas personas la peregrinación a pie a Santiago de Compostela ha sido una de las experiencias más gratificantes de su vida. Al mismo tiempo es un empeño físico y mental que hay que preparar a conciencia. Los siguientes consejos pueden ayudarle.

Preparando el recorrido
Antes que nada hay que procurar ambientarse a base de leer algo sobre la historia del Camino y la peregrinación, que nos ayude a sentirnos eslabones de la gran cadena de peregrinos que nos han precedido, y nos prepare a disfrutar mejor del recorrido. Consulte las guías más actualizadas que existen en el mercado.
Procure hacer un plan de etapas previo, pensando que lo normal es recorrer de 25 a 30 kilómetros cada día. Conviene programar al principio etapas cortas para que su cuerpo se vaya adaptando. Al cabo de unos días ya estará entrenado y podrá hacer etapas más largas. Puede programar algún día de descanso; pero, lo mejor es que realice algunas etapas cortas (sobre 15 Km.), haciéndolas coincidir con el paso por los lugares que quiera visitar detenidamente.
Consulte la lista de albergues actualizada si desea usarlos.Estos alojamientos son exclusivamente para los que peregrinan a pie o bicicleta sin realizar tramos en vehículo, y no se pueden hacer reservas. Los grupos grandes de peregrinos conviene que busquen otras alternativas fuera de los refugios habituales. Suelen tener más medios a su alcance y no es lógico que llenen los albergues y dejen a otros peregrinos en la calle.
La peregrinación andando está al alcance de la mayoría de las personas aunque no sean atletas, siempre que sepan dosificar el esfuerzo en función de sus posibilidades físicas. Tendrá que entrenarse realizando caminatas cada vez más largas y, a ser posible, con la mochila cargada con todo el equipo imprescindible que piense llevar, así comprenderá que cuando "pesa", lleva más de lo "imprescindible", y es mejor dejar lo superfluo en casa.

Preparando el equipo

1. La mochila: Será su compañera de camino durante muchas horas por lo que debe ser cómoda y ligera. Procúrese una de tipo anatómico, con correas en la cintura y el pecho, y con bolsillos laterales superiores. Hay que meter las cosas en la mochila de forma ordenada y en bolsas de plástico de diversos colores para facilitar su uso y prevenir que se puedan mojar. El peso es un tremendo problema, que se evita prescindiendo de casi todo. Si excede de 10 Kg. "le pesará". Al cargarla hay que distribuir lo más pesado al fondo y lo más próximo posible a la espalda. Nunca es conveniente llevar nada fuera de la mochila colgando porque se moja o se pierde con facilidad.

2. Saco de dormir: Es imprescindible si piensa utilizar refugios o albergues de peregrinos. En verano no es necesario que sea muy grueso y por tanto muy pesado. También es conveniente llevar una esterilla para no dormir directamente en el suelo.

3. Calzado: Hay que llevar más de un par y procurar que el pie esté previamente acostumbrado a ellos (usados). Lo ideal sería una bota de tejido, ligera y transpirable, que proteja los tobillos de los esguinces y facilite caminar entre piedras y barro. En verano se pueden utilizar zapatillas de deporte si las botas le resultan incómodas.

4. Ropa: La justa. Dos juegos de cada pieza (camisa, pantalón.); mudas y calcetines necesarios; un jersey y chubasquero o capa que en caso de lluvia pueda tapar la mochila. Una bolsita con detergente facilitará la limpieza y que al final de la jornada se pueda poner ropa limpia. Será agradable para usted y para el olfato de los demás. El estilo y la vestimenta es aconsejable cuidarlos, de forma que se nos identifique como peregrinos y no como simples deportistas. Para ello llevaremos en la mochila la concha y en la mano el bordón del caminante. Es conveniente portar un sombrero de tela o paja; este último especialmente en épocas de calor. Siempre conviene llevar a mano un pantalón largo, que se los pueda poner fácilmente sin quitarse el calzado, y una prenda para evitar enfriarse en las paradas y poder vestirse de forma discreta para entrar en las iglesias, tiendas refugios, etc.

5. Comida: Siempre hay que llevar un poco de comida encima, sobre todo frutos secos, fruta o chocolate; y la cantimplora llena. Es inútil cargar comida para más de un día. En los albergues le informarán si hay dificultades para encontrar alimentos en los siguientes kilómetros.

6. Botiquín: Se puede llevar un pequeño botiquín con yodo, esparadrapo de tela, gasas estériles, tiritas, algún laxante, antidiarreico, una crema anti-inflamatoria y crema solar con alto grado de protección.

7. Bordón: Un bordón ayuda a caminar aunque "a priori" parezca molesto.

8. Varios: Linterna. Una bolsa de plástico (con cordones para colgar al cuello) facilita llevar a mano los mapas sin que se rompan ni mojen. Además de una guía con mapas, puede llevar un libro pequeño que le ayude a la reflexión (Evangelio u otro libro religioso, poesía, y algo sobre historia y arte del Camino); pero no pretenda llevarse toda su biblioteca. Una libreta para tomar notas. No es bueno llevar mucho dinero encima. Es mejor usar tarjetas de crédito o cheques de viaje. Conviene que su familia tenga una idea de su recorrido y los teléfonos de las Oficinas de Información para localizarlo en casos urgentes. Gafas para el sol. Una pequeña navaja multiuso y lo que considere esencial completarán su equipamiento básico. (Atención al peso).

9. Documentación:

1. Personal: El Documento Nacional de Identidad o Pasaporte, y la Tarjeta de la Seguridad Social o cualquiera de Asistencia Sanitaria.

2. De peregrino: Credencial de Peregrino: En esta misma página existe un apartado que explica cómo obtenerla.


Al caminar

Tenga en cuenta que todo el camino está marcado a base de flechas amarillas y mojones de piedra. Esta señalización suele ser más fiable y actualizada que la de las guías, en caso de duda., siga la flecha.
En verano evite las horas de más calor a base de salir lo más temprano posible (procure no hacerlo de noche). Póngase crema protectora para el sol y no use durante muchas horas, sobre todo en los primeros días, camisetas y pantalones cortos. Procure, al principio, no caminar muy rápido hasta que conozca su ritmo. Si peregrina en grupo procure adaptarse al ritmo del más lento, en el Camino no hay que buscar llegar el primero, sino llegar.
Si usa los albergues de peregrinos comprobará que no todos reúnen buenas condiciones: acepte lo que le ofrezcan y agradezca el esfuerzo de las personas que trabajan para ayudarle de modo altruista. Procure colaborar para dejar los albergues limpios y ayude con un donativo para sus gastos de mantenimiento. Por la noche recuerde que hay que respetar el descanso de los demás. Apague el teléfono móvil. Los refugios están previstos para pasar una sola noche y tan sólo para los que peregrinan a pie, en bicicleta o a caballo. En caso de enfermedad consulte con los responsables del refugio, que dependiendo de las circunstancias, le informarán si puede quedarse una jornada más y donde puede encontrar atención sanitaria.
Hacer la peregrinación a Santiago implica una cierta sobriedad en los gastos; no es de recibo el caso de algunos que piden refugio gratuito y luego gastan el dinero sin control en otras cosas. Ser peregrino incluye el ser honesto.
Trate con amabilidad a la gente que encuentre al borde del Camino: no son "ignorantes" que deben estar a su servicio, sino personas normales que suelen tratar bien a los peregrinos porque los que han pasado antes que usted los han tratado así a ellos.
Al caminar por carretera sea prudente, no olvide que es la parte más débil y que los automóviles no se fijan demasiado en un "simple peatón".
Si encuentra alguna deficiencia o se le ocurre alguna sugerencia para mejorar las cosas, póngase en contacto con alguna de las oficinas de información. No se desanime aunque tenga problemas, éstos forman parte de "su Camino" y muchos peregrinos antes que usted los han tenido y los han superado.

¡ULTREIA!.